Publicado por: Gabriela Saenz
En días pasados tuve la oportunidad de viajar a las Islas de Hawaii. De sobra está decir que cualquier adjetivo desmerecería la belleza fortuita que aquellos lugares desborda, el colorido asombroso supera la paleta del más apasionado artista, y es casi imposible capturar con la lente cualquier escenario sin reducirlo a servil y desatinada estampa. Sin embargo me ví precisada a escribir al menos este breve artículo para hacer algunas reflexiones muy básicas. La primera tiene que ver con el hombre que da titulo a este mismo, Israel "Iz" Kamakawiwo... Una voz excepcional, cálida en su grávida expresión, dulce en su melodía, expresiva en su tesitura. Siempre que puedo intento adquirir algunos de los cds más representativos del lugar que visito (siempre que se puede, claro está) y en esta ocasión mi búsqueda se vió coronada por este magnifico material, que en su sencilléz aporta la alegría básica de los habitantes de las islas y su activa participación en los escenarios mundiales de la música, los cuales seguramente se ven impregnados por la atmosfera ligera de la brisa húmeda y fresca de aquellas tierras, y los fragantes perfumes que este material regala a quien lo escuche.
Su más reciente material es el que se accesa desde el vinculo que les doy en este artículo (http://www.mountainapplecompany.com/ pagina oficial de su disquera). Les recomiendo que traten de escuchar Kalehohano, Twinkle Twinkle Little Star ( sí, el clásico en la versión de Iz...) y E Ku ´U Morning Dew que pertenecen a "Wonderful World" grabado el año pasado (2007). Como atinadamente describe Jon de Mello (Productor Ejecutivo del mismo) Israel´s intimate vocals with a full orchestra. The voice that touched the world... Y aquí la clave está en ese verbo touched.
La segunda reflexión tiene como centro la suave expresión corporal que desinhibida aún flota en el aire de las Islas del Pacífico; lugar de magia y danza, de tambores y palmeras que se mecen con el viento; este cliché aplica en perfecta sincronía con la realidad del Pacifico y más en concreto con Hawaii por ser auténtica y genuina, una joya que el mundo moderno con su habitual voracidad hacia los territorios vírgenes aún no ha conseguido corromper del todo. Me atrevo a decir que lo mejor de las Polinesias sería sin duda su cándor que no requiere ni de poses ni de recatos expiatorios y la abundancia generosa que la naturaleza ha prodigado con creces en todos y cada uno de aquellos rincones vastísimos (válgame la expresión). Lo lamentable vendría a ser los McDonalds que proliferan en la ciudad de Honolulu... (sin comentarios).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¿Tienes algún comentario o sugerencia a este artículo o para el autor del mismo...?