Publicado por: Gabriela Saenz
Jorge Luis Borges… un nombre emblemático para la Literatura Universal, un hombre que nació en Argentina por mera geografía, pero que perteneció al mundo entero y en especial al mundo clásico griego y anglosajón por predilección, acaso por decisión propia. Su obra muestra la diversidad filosófica que solo él pudo contener y que le ha valido el elogio de muchos y la crítica de algunos que, a mi parecer juzgan al hombre por una obra que lejos de comprender, no logran accesar solo por frialdad ( y no por ignorancia como muchos de ellos postulan)
En un Seminario de novela tuve la oportunidad de dialogar con un grupo de escritores (novelistas la mayoría) cuyo moderador (no diré su nombre por beneficio para él) comentaba que Jorge Luis Borges era un escritor sin “alma”… frío y desasido, carente de la emotividad necesaria para proyectar aquella calidez e intimidad necesaria para tomar al lector y echárselo al bolso. De momento no objeté más nada, pero al día siguiente me tomé la libertad de meter en mi mochila algunos de los textos Borgianos que poseo y me armé de valor para defender al autor que me provocó a la “luz” del discernimiento, de la belleza, de lo mesurado, de lo inefable… y es que la obra de Jorge Luis Borges es a mi parecer todo, menos desangelada o carente de “alma” propia: es imposible leer algo escrito por este hombre y no identificar ese estilo definido, universal y humano que compete a todas las generaciones y que abarca el ideal literario de todos los tiempos. Me quedo corta. La poética Borgiana es un tesoro de alegorismo y sutileza, de belleza sosegada y embriagante en plenitud, de letras y vocablos que se desprenden vivos desde el papel que las contiene, derivando en un verdadero oasis para el oído y para las neuronas. El moderador tuvo que corregirse a sí mismo admitiendo que la poesía de Borges no entraba en su análisis…
"No habrá una sola cosa que no sea una nube/Lo son las catedrales/ de vasta piedra y bíblicos cristales/ que el tiempo allanará. Lo es la Odisea/ que cambia como el mar. Algo hay distinto/cada vez que la abrimos. El reflejo/ de tu cara ya es otro en el espejo/ y el día es un dudoso laberinto./ Somos los que se van. La numerosa/ nube que se deshace en el poniente/ es nuestra imagen. Incesantemente/ la rosa se convierte en otra rosa./ Eres nube, eres mar, eres olvido./ Eres también aquello que has perdido..." Nubes I
En un Seminario de novela tuve la oportunidad de dialogar con un grupo de escritores (novelistas la mayoría) cuyo moderador (no diré su nombre por beneficio para él) comentaba que Jorge Luis Borges era un escritor sin “alma”… frío y desasido, carente de la emotividad necesaria para proyectar aquella calidez e intimidad necesaria para tomar al lector y echárselo al bolso. De momento no objeté más nada, pero al día siguiente me tomé la libertad de meter en mi mochila algunos de los textos Borgianos que poseo y me armé de valor para defender al autor que me provocó a la “luz” del discernimiento, de la belleza, de lo mesurado, de lo inefable… y es que la obra de Jorge Luis Borges es a mi parecer todo, menos desangelada o carente de “alma” propia: es imposible leer algo escrito por este hombre y no identificar ese estilo definido, universal y humano que compete a todas las generaciones y que abarca el ideal literario de todos los tiempos. Me quedo corta. La poética Borgiana es un tesoro de alegorismo y sutileza, de belleza sosegada y embriagante en plenitud, de letras y vocablos que se desprenden vivos desde el papel que las contiene, derivando en un verdadero oasis para el oído y para las neuronas. El moderador tuvo que corregirse a sí mismo admitiendo que la poesía de Borges no entraba en su análisis…
"No habrá una sola cosa que no sea una nube/Lo son las catedrales/ de vasta piedra y bíblicos cristales/ que el tiempo allanará. Lo es la Odisea/ que cambia como el mar. Algo hay distinto/cada vez que la abrimos. El reflejo/ de tu cara ya es otro en el espejo/ y el día es un dudoso laberinto./ Somos los que se van. La numerosa/ nube que se deshace en el poniente/ es nuestra imagen. Incesantemente/ la rosa se convierte en otra rosa./ Eres nube, eres mar, eres olvido./ Eres también aquello que has perdido..." Nubes I
Los Conjurados
"En el centro de Europa están conspirando.
El hecho data de 1291.
Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan diversas religiones y que hablan en diversos idiomas.
Han tomado la extraña resolución de ser razonables.
Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades.
Fueron soldados de la Confederación y después mercenarios, porque eran pobres y tenían el hábito de la guerra y no ignoraban que todas las empresas del hombre son igualmente vanas.
Fueron Winkelried, que se clava en el pecho las lanzas enemigas para que sus camaradas avancen.
Son un cirujano, un pastor, o un procurador, pero también son Paracelso y Amiel y Jung y Paul Klee.
En el centro de Europa, en las tierras altas de Europa, crece una torre de razón y de firme fé.
Los cantones ahora son veintidós. El de Ginebra, el último, es una de mis patrias.
Mañana serán todo el planeta.
Acaso lo que digo no es verdadero; ojalá sea profético..."
Accede al siguiente link para disfrutar de la entrevista completa que RadioTelevisión Española hizo al famoso escritor Argentino ya fallecido ( duración 90 mins. aprox.) ¡Que lo disfrutes!
http://video.google.com/videoplay?docid=5764775529251127235&q=literatura&hl=es
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