Estos días en los que
no estás...
Te escribo.
Sólo me queda el recurso
gastado
de las tintas,
del papel y su silencio
testigo mudo,
¿Acaso?
Y es que hasta mí llegan por azares diversos esas magníficas letras de "El Amor en los Tiempos del Cólera" y su estreno en cine (acaecido tiempo atrás). La historia dramática de esta novela resuelve, en gran medida, las invariables variables del amor a largo plazo, del amor contenido; como a Mar que se aprieta en un vaso.
Me quedo con el sabor colombiano impreso en ellas, como café en grano oscuro que se regala perfumado y sencillo. De las calles empedradas y su magia de pueblos fantasma; de sus leyendas de habitantes muertos que, sin embargo, se resisten a morir y persisten en la lluvia como aguacero o llovizna. Amotinados y galopantes en la vieja costumbre de aferrarse a la memoria de los vivos que los recuerdan y los festejan: Que los aman...
Y yo a tí, también te evoco: Lucero.
Mago...
hechicero.
Me quedo con el sabor colombiano impreso en ellas, como café en grano oscuro que se regala perfumado y sencillo. De las calles empedradas y su magia de pueblos fantasma; de sus leyendas de habitantes muertos que, sin embargo, se resisten a morir y persisten en la lluvia como aguacero o llovizna. Amotinados y galopantes en la vieja costumbre de aferrarse a la memoria de los vivos que los recuerdan y los festejan: Que los aman...
Y yo a tí, también te evoco: Lucero.
Mago...
hechicero.
Buen comienzo
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