Publicado por: Gabriela Saenz
En una muy amplia paleta cromática de hasta 28 mezclas de pigmentos que reflejan distintas calidades del mundo natural y que fueron utilizada por los mayas, destacan por su importancia simbólica y su composición el azul y el verde, denominados "mayas". El azul representa uno de los grandes avances tecnológicos de Mesoamérica; es un complejo orgánico-inorgánico estable y no un mineral natural (como el caso de otros de los pigmentos) cuyos últimos descubrimientos permite desentrañar el modo de elaborarlo: se produce al fijar el tinte orgánico índigo en los minerales arcillosos paligorskita o atapulgita, con la saponita, arcillas exclusivas de la península de Yucatán y Guatemala, el corazón de la cultura Maya.
Hasta seis tonalidades diferentes de azul maya se han identificado con precisión, y hoy sabemos que estos se oscurecían al calentar la mezcla al fuego.
El contenido de los murales y la costumbre, bien documentada, de pintar de este color a las víctimas de sacrificio, relacionan este color a una vasta tradición religiosa en la que el rito de dar muerte forma parte de un universo cultural que como mexicanos heredamos, y que hoy en día sigue manifestando nuestras ricas raíces en las expresiones de cultura popular, tanto como en la plástica de más elevada cota. Aunque su presencia sea difusa, incluso velada.
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