Publicado por: Gabriela Saenz
El pasado 19 de octubre, teniendo como marco el aniversario número 70 del fallecimiento de Fidencio Constantino el domingo de clausura de la Feria Internacional del Libro 2008, el escritor regiomontano Felipe Montes (www.felipemontes.com) presentó su muy esperado Evangelio del niño Fidencio, obra en la que trabajó los últimos 12 años (entre investigación y redacción literaria) y en el que, las mas de 1500 paginas, originalmente escritas para el libro, compendia en sólo 305 un retrato poetico -de muy peculiar visión- la vida y obra del personaje de Espinazo N.L. al que se atribuyen un sinumero de prodigiosas curaciones y sanaciones, y cuyo legado es el actual culto llamado "Iglesia Fidencista Cristiana" (no reconocida por la Iglesia Católica, quién alude para ello, el fenómeno bien documentado, de espiritismo presente en sus ritos).
Felipe Montes hace un manejo exquisito de ritmo en la prosa poetica -que bien podría ser a la inversa: poesía en prosa- y que en términos generales, es una muy bien lograda combinación de varios géneros literarios, para adentrar a sus lectores en la cosmogonía propia de Espinazo, del Reino y sus personajes históricos; de esas calles del Monterrey antiguo (antes de industrializarse) de las chozas de cartón en contraste con los lujos de los venidos de la ciudad y que finalmente, son igual de pobres y necesitados.
La lectura del Evangelio del Niño Fidencio es un viaje a un universo alterno donde es posible palpar una amalgama colorida de sensaciones, de olores y podredumbres: heridas de las que brota la purulencia y los demonios. La fé ciega y el fanatismo al par se integran, con gracia indescriptible, a la inocencia de los pequeños y de los más viejos que también yacen en camillas, o son arrastrados; otras veces encadenados de pies y manos como fantasmas adheridos al recuerdo de un pasado ya ido, donde el dulce sudor reposa, siempre infatigable, en los ojos amarillos y verdes de Fidencio; de ese cuerpo delgado y esas mejillas sonrosadas como pétalos.
Y es que cuando se está desahuciado el mayor milagro se gesta a priori en el heroísmo tácito de este "santo" que se ofrece a sí mismo como remedio; como conducto (bien podría ser acueducto...) y con ello te alivia de la mala fiebre, del tumor y hasta de la lepra; y en consecuencia nos obliga -al resto de simples mortales- a cuestionarnos sobre la naturaleza real de este fenómeno socio-cultural que se dió en esta región norestense, con ese fondo triste o no, de sus valles y sus corredores, en perpetuo desaliño. Sobre este nacimiento extraño; sobre ésta vida... la de este Fidencio, cuyo destino va a estar ligado siempre al servicio de las masas, y cuyo epicentro está en su frágil figura. Ése Fidencio: el mismo que arribó a estas tierras norteñas para darse _en todo sentido_ a los más pobres, a los desahuciados, a los marginados. A ese otro pueblo: el olvidado. En horabuena por este libro, una verdadera pieza de esas "hechas a mano" por un sabio artesano de la palabra...
El documental de Juan Farre De Roma a Espinazo nos aporta, en imagenes, pedacitos de ese hechizo que flota con su aura prohibida, en torno a este fenómeno cultural y religioso que Montes documenta con un lenguaje literario único, y en el que el mismo escritor aparece en entrevista.
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