sábado, 9 de mayo de 2009

Una Canción de Amor... un hechizo

Publicado por: Gabriela Sáenz


Recuerdo los días posteriores. 1992.
La noche en que tuve por suerte asistir al cine y descubrir la canción y lamento de Drácula, el sublime Vampiro que se pierde en el tiempo y en su propia desgracia, por amor. Una historia gótica y romántica, muy bella -y que me sigue impresionando hasta este día-. Uno de mis clásicos y favoritos. Y es que aunque sabemos que en el recuerdo colectivo persiste la leyenda de este personaje, la connotación humanizada y, sobre todo, glorificada que presenta la versión de Bram Stocker y que dirigió Francis Ford Coppola es única y loable: nos toca el alma;
Me toca el alma...


Amores imposibles que se yerguen para entregar el aliento; el alma...

Ofrenda

Redención

Misión

Heroísmo

Amor...

una vez más: Sólo Amor.




El presagio, deja-vu... ese reconocerse en el latido acelerado de un corazón mutuo

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