Publicado por: Manuel Sanchez Castillejo
Enamorarse es inevitable. Sorpresa deliciosa o temible, toca nuestra existencia tarde o temprano. Puede apoderarse de nosotros como las mareas o como los cometas. Nuestra voluntad está inerme ante el proceso, porque si bien es cierto que podemos negarnos a dar el paso siguiente ó sufrir el más amargo rechazo, y por tanto, no involucrarnos en una relación, aún platónicamente, sufrimos sus efectos. Apasionados vamos, desfallecemos, trastabillamos; enfebrecidos dejamos de pensar con excepción de aquel que nos ha invadido, hasta que superamos el enamoramiento para amar con intención de la voluntad o para desprendernos y seguir nuestros días con su aparente linealidad, con su seguridad relativa.
Colisión
yo no te buscaba amor,
yo no te busco;
no andaba cazando tu fragancia de eternidad,
tus lazos blandos, tus brazos de río,
la naranja de tus noches húmedas,
el desconcierto del ritmo en mis costillas,
ese entorpecimiento en el cuello
y la cabeza como péndulo maltrecho
yo no te buscaba amor,
yo no te busco;
no quería creer que de mi boca salen mundos,
que tengo en las manos un puñado de heliotropos,
que se puede bautizar al deseo con un nombre,
que el sexo perdería su condición de ambulante
y masticaría gozoso bocados de añil cursilería.
yo no te buscaba amor,
yo no te busco;
no sabía que me espiabas detrás de unas pestañas,
que venias pecho tierra a pelear ninguna guerra,
moroso y lánguido como el polen y la lluvia
en las estepas negras de mendigos invisibles
que guardaron para otro otoño las esperas.
yo no te buscaba amor,
yo no te busco;
no sabía que te escondías en la frontera de una falda,
en las suposiciones de una cintura de canto hondo,
en las profecías de una cascada de cabellos,
en el peligro filoso de una columpio de palabras
y el vértice cómplice de una blusa y su garganta.
yo no te buscaba amor,
yo no te busco;
que podía saber yo, descalzo y encorvado,
de las mañanas aire vidrio y barullo polvoroso,
del sabor en la lengua a noche, brillo y miel salada,
de las tardes frías de corazón derretido
de la neblina bajo los ojos, dentro de los ojos,
siempre en los ojos, la eternidad en los ojos...
y mirar como si las horas se angostaran,
como si se pudiera achicar el tiempo...
hacer papirolas de minutos pintados de futuro.
yo no te buscaba amor,
yo no te busco;
yo no quería ese enredo de ideas y de tobillos,
caminar sin saber el número en la puerta de mi casa,
con la nostalgia metida en los bolsillos
y bajo la axila el lomo de un álbum de fotografías
desteñidas para el que perdí los negativos,
para el que perdí las respuestas y las cuentas
porque yo solo soy bueno en aritmética
y no sé nada de lo que puede tener el corazón,
nada de algo, nada de nada...
yo no te buscaba amor,
yo no te busco;
yo me aparto del cáliz de los celos,
de tatuarle a los mortales mi apellido
y andar de gendarme que no sabe de reposos
siguiendo huellas labiales, hilachas de perfume,
motas de aquello que no debieron de decirme,
verdugo de goma, carcelero de mi propia cárcel,
piel de mazmorra, el ultimo idiota en enterarse
yo no te buscaba amor,
yo no te busco;
fiera dulce, arena negra, nube de fuego,
raptor del jirón de mi cordura,
sierpe que me escueces de mordidas,
hostal para el que nunca encuentro pago,
trozo de cielo, salpicadura de dicha,
amor... picadura de insecto
¿amor... no debería de dolerte?
¿un poco al menos, menos que un poco?
¿vienes a censarme sin visitar su suelo?
yo no te buscaba amor,
yo no te quiero...
amar es un intento de suicidio
-que importa si lo viste la ignorancia-
amar es una batalla de besos insepultos
para la que el parque nunca dura suficiente,
amar es un bocado de perpetuidad en fuga
que no puede calentarse entre los dientes
ni guardarse en lo bueno de las vísceras,
amar es una fiesta de llanto y carcajadas,
amar es cubrirse con harapos y callarse el frío
porque en los paraísos se camina de puntillas
no queremos ser expulsados –ser estadística-
antes de morder una caricia,
y sacarnos de un pedazo de fémur
-cualquier hueso es nuestro hueso-
una alma gemela, un poco parecida, un tanto diferente
que no amamos por mirarnos como espejo
sino por mirarnos y mirarnos y mirarnos
en el estanque de dos soledades mal unidas,
y amar es un largo soliloquio...
hacer escultura con un trozo de aire quebradizo,
un mirar sin encontrar ningunos ojos,
amar.... amor... por eso yo no quiero ni atisbarte,
yo no te busco,
tú me encuentras...no te cansas de encontrarme,
tú me buscas, me rondas... yo tropiezo.
Manuel S.C.
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2 comentarios:
De bellezas y de amor es menester hacer recuento de tu poetica. Sabes bien decir que ese camino arduo desencaja el corazón como a vista de sol hace a los ojos. Más saber es hacerte cómplice, compañero, no hay fuga posible ni imposible _que el alma asustadiza o astuta tenga a mano_ no hay salida; porque vivir es sumergirse en la vastedad de todos y cada uno de los valles del amor y del desamor, de la vida y de la muerte... arrieros somos y en el camino andamos. Bellisimo poema. Lo celebro!
Recibimos lo que merecemos, tarde que temprano llega, fulminante y absoluto.
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