Publicado por: Gabriela SaenzVI.-
..." Aquel roer diario fue desarrollando su sensibilidad, fue dejándole los nervios desnudos. Un día me pidió que le recitara unos versos de Navidad. Aquella fue su última Navidad y el aniversario de la noche triste de Linares. Al llegar a la frase: Que a golpe de dolor te has hecho malo me tapó la boca con las manos y gritó:
- ¡Calla blasfemo! ¡Eso nunca! ¡Los que no han vivido las palabras no saben lo que las palabras traen dentro!
Entonces entendí que él había vivido las palabras, que había ejercido su poesía con la vida, que era todo él como un poema en movimiento, un poema romántico del que hubiera sido a la vez autor y actor. Nunca ví otro caso de mayor frecuentación, de mayor penetración entre la poesía y la vida. Naturalmente, él se tenía por hombre de acción, porque aquello de sólo dedicarse a soñar se le figuraba una forma abominable del egoísmo. Hubiera maldecido Julien Blenda y su teoría de los clérigos. Pero no veía diferencia entre la imaginación y el acto: tan plástico era para el sueño.
De otro modo no se entiende que él tan respetuoso de los clásicos arrojara algún día su Quevedo, exclamando con su preciosa vehemencia: "¡Miente! ¡Miente! , porque tropezó con el siguiente pasaje en la Hora de todos y la fortuna con seso:
"Quien llamó hermanas las letras y las armas poco sabía de sus alaborios, pues no hay mas diferentes linajes que hacer y decir". ¡Miente, miente! Y el poeta a caballo entraba por la humanidad repartiendo actos que no eran más que otros tantos sueños. Y aún tienen del sueño y del acto puro, el haber sido desinteresados: actos ofrecidos a los demás, actos propiciatorios, actos para el bien de todos en que se quemaba el combustible de aquella vitalidad desbordada..."
Los que no han vivido las palabras, no saben lo que las palabras traen dentro... y éso es, la poesía, el amor y la Vida... Este texto espléndido de Reyes enuncia de manera singular y extraordinaria la sencilléz del misterio creativo.
Escritores en especial: pasamos mucho tiempo dibujando palabras, definiendo su tono correcto, su envergadura: imágenes y recursos del poeta, del narrador que hace acaso poesía en su forma larga. Sin embargo quién no vive desde el abismo (y desde el fondo del mismo) el rebote de la esencia que la palabra genera(de cada una de ellas) no sabe qué diablos dice la misma, cual es su sentido profundo; por ende, es palabra muerta que sólo ocupa un espacio físico sobre el papel o el teclado y no trasciende ni gesta vida en otro: es incapáz de encontrar un receptor, un espejo donde reflejarse. Acaso el artista plástico -aunque no exento- corre mejor suerte: la necesidad de transformar ideas y conceptos en forma y color no sufre el deterioro exhaustivo del análisis, y sigue su ruta entre el raciocinio y el lienzo conservando algo de su forma original y pura, de donde fue extraída con el fin de manifestar, de darse, de engendrar, de ser otro en alguien más, que aunque fuera de nosotros sostenga el lazo invisible -e indivisible- hacia nosotros como co-creadores, como intérpretes de la canción que emerge de la garganta etérea de la vida.
El siguiente link los conduce a un muy buen artículo del escritor (también mexicano ) Antonio Sarabia. Espero que lo encuentren tan interesante y enriquecedor, como lo ha sido para mí.
http://www.antoniosarabiablog.com/2008_02_01_archive.html