Publicado por: Gabriela Saenz
Un trabajo pictórico que engendra la nostalgia por el México que a ratos pareciera perdido; por el México que es raíz de sueño: el que ofrece la obra de SATURNINO HERRAN.
Nuestros dioses No. 1, indígenas, 1914. (Primer recuedro) Crayón acuarelado sobre papel, 88.5 x 175 cm. Col. INBA, Museo de Aguascalientes, México. Durante varios años Herrán trabajó en el proyecto de un friso para el actual Palacio de Bellas Artes. Esta es la parte izquierda donde nos presenta a los indígenas adorando a la Coatlicue. Debido a su prematura muerte el proyecto quedó inconcluso en 1918.
Panel decorativo, 1916. (Segundo recuadro) Crayón acuarelado sobre papel, 58.5 x 37 cm. Col. INBA, Museo de Aguascalientes, México. Este tablero decorativo nos muestra un estilo ya maduro de Herrán. En este cuadro nos presenta un excelente estudio anatómico. Sin pretender apegarse a la indumentaria exacta nos muestra su interés por la figura humana.
Panel decorativo, 1916. (Segundo recuadro) Crayón acuarelado sobre papel, 58.5 x 37 cm. Col. INBA, Museo de Aguascalientes, México. Este tablero decorativo nos muestra un estilo ya maduro de Herrán. En este cuadro nos presenta un excelente estudio anatómico. Sin pretender apegarse a la indumentaria exacta nos muestra su interés por la figura humana.
Saturnino Herrán Guinchard (Aguascalientes 1887 - Ciudad de México, octubre de 1918).
Entre las obras de Saturnino Herrán destacan: Labor o El Trabajo, Molino de vidrio y Vendedoras de ollas, La leyenda de los volcanes, La cosecha, Vendedor de plátanos, La criolla del rebozo, La ofrenda y El jarabe, Mujer en Tehuantepec, Mujer con calabaza, El cofrade de san Miguel, la serie criollas y el tríptico Nuestros dioses antiguos. Su obra se inspira básicamente en el México precolombino y en sus costumbres populares y la gente del pueblo .
Su prematura muerte a la edad de 31 años, privó a la pintura mexicana de un verdadero talento.
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