Publicado por: Gabriela Sáenz
"Sí, volveré con la marea;
y aunque la muerte me esconda y el más profundo silencio me envuelva, aún así, buscaré vuestro entendimiento.
Y no buscaré en vano.
¡Pueblo de Orfalís! Me voy con el viento, pero no al vacío. Y si este día no es una plena satisfacción para vuestras necesidades y de mi amor, entonces dejadlo que sea una promesa para otro día.
Las necesidades del hombre cambian, pero no su amor, ni el deseo que su amor pudiera satisfacerlas.
Sabed entonces, que del silencio mayor, retornaré.
La niebla, que al amanecer se esfuma, no dejando más que rocío en los campos, se alzará y se condensará en nube, para descender más tarde convertida en lluvia.
Y no desemejante a la lluvia yo he sido.
En la quietud de la noche, he caminado vuestras calles,
Y mi espíritu ha penetrado en vuestros hogares,
Y los latidos de vuestro corazón estaban en el mío, y vuestro aliento en mi rostro, y, os conocí a todos.
Y a mi silencio, en arroyos, llegó la risa de los niños; y en ríos, los anhelos de vuestros adolescentes..."
EL ADIOS(fragmento). Capítulo de el libro EL PROFETA. Jalil Gibrán.
En el año de 1923 -cuando Gibrán sumaba ya cuarenta años- vió la luz pública su primer libro titulado El Profeta, obra que le ganó la admiración del público y de la crítica especializada: " Las palabras de Gibrán, armoniosas y vibrantes de sentimientos, nos hacen recordar el ritmo majestuoso de El Cantar de los Cantares..." (Chicago Evening Post).
En el otoño del mismo año, el libro, un éxito de venta y leído, incluso, en el púlpito de algunas iglesias, ya había sido traducido a más de diez idiomas. Gibrán empezó a escribirlo desde que estudiaba en Al Hikmat (Escuela de la Sabiduría, en Beirut), pero fue, tras un largo período, que lo dió por concluído, buscando su posterior edición, en donde, cabe mencionar también, las ilutraciones del libro corrieron a cargo de su talento plástico, pues simultaneamente, durante su niñéz, el pequeño Gibrán Jalil Gibrán había desarrollado el estudio de diversas materias (además del estudio literario) de las artes, como lo son la escultura, el dibujo, y la música.
Cinco veces acometió la empresa sin quedar satisfecho a lo que declaró en su momento: "era un fruto verde..." y sólo después de veinte años de haberlo postergado llevaría a felíz termino la obra, confiando luego a sus amigos más íntimos: "Mientras yo escribía El Profeta, el Profeta me estaba escribiendo..."
A la fecha, en su idioma original ha recorrido más de sesenta ediciones, y su valor a la literatura, en especial a la Poesía Mística Universal, es indiscutible.
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