El miércoles 19 de mayo en la Unidad Cultural Abasolo de la UANL se presentó mi libro Las Vírgenes y tres poemas. El análisis de los textos que componen el libro lo hicieron Jorge Rodríguez, Xitlally Rivero y Felipe Montes. ¡Gracias amigos, por tomarse el tiempo de leer y analizar mi libro!
A continuación les anexo algunos extractos de sus discursos.
Las Vírgenes y tres poemas: la soledad en llamas de Gabriela Sáenz.
Transcurre, por las venas y arterias de esta ciudad, una sustancia diferente al metal, al cemento y el humo. Entre los escasos árboles, sobre los arbustos de los terrenos baldíos se desplaza el espíritu colorido, profundo y doloroso de una poeta que cuida, de día y de noche, a sus habitantes. Gabriela nos arrastra.
Desde el epígrafe en Las Vírgenes de Octavio Paz, procedente de Piedra de sol (p9), apoyado por esa mirada enigmática de Fabiola, Gabriela Sáenz nos espía en el fondo de su alma. ¿Cómo sabe tanto la poeta sobre nosotros? ¿Cómo logró internarse por los laberintos de nuestros espíritus?
Faltaba esto. Un libro como éste.
Capítulo Primero (Las Vírgenes)
El inicio del texto no tiene misericordia: combina la energía del teatro clásico griego con el vacío de las prosas de Samuel Beckett. (p11)
Conforme el poema avanza, sus versos empiezan a decidir de qué lado se encuentran: a la izquierda, se acomoda el deterioro, la pulverización de la conciencia humana, el desgaste; a la derecha, se alinean las esperanzas, los nacimientos, las propuestas.
En la p15 ambas columnas se combinan en un verso: el amor y la muerte se declaran necesarios para la vida humana:
muertos amados, tan necesarios
La serenidad se recupera. El cambio en el tono nos hace sentir que Gabriela Sáenz nos habla en secreto, hasta que revienta:
Brujas
Brujas...
¡Apestan con su perfume de mercado!
Una nueva ruptura: las mujeres lloran a su muerto. ¿Quién es ese muerto al que tanto lloran? ¿De quién es el cadáver que se levanta y se disuelve para que la madre nube aparezca por encima de ellos?
De pronto la poesía de Las Vírgenes nos trae un eco del Antiguo Testamento, de Saint -John Perse: versículos largos, maravilla, naturaleza, fluidez, incluso torrencialidad. Y el viaje se intensifica; viajamos a un desierto a traves de un cielo y un infierno.
¿En qué se parecen un funeral griego y uno reynero? La respuesta es clara, después de que la poeta nos la muestra..."
De Jorge Rodríguez.-
" La profusión de imágenes y la profundidad del pensamiento que las amalgamó para formar este pequeño gran libro, me hace pensar en exabruptos de sanación interior, arranques inevitables propios del espíritu rebelde que tiene que vomitar sobre los lienzos y los renglones todo aquello que le colma la existencia. La oscuridad de los textos de las primeras páginas y la construcción visual de los versos, me obligaron a intentar una relectura reciprocante, como un sobrehilado que va y viene para asegurarse que no quedan hebras sin contener. Las vírgenes y sus discursos frente a aquel cadáver me hicieron llevar en hombros las sombras de dolores pasados, de tensiones y pretensiones olvidadas y sepultadas, en un ejercicio de exhumación suficiente para alimentar la hoguera que me instalaría en la luz.
Inseguro, molesto a veces, inquieto y partícipe del despliegue de ocultismo fugaz y de onirismo práctico, recorrí en ese rítmico voy y vengo los párrafos saturados de símbolos y dobles lecturas, los versos cargados de erotismo, de sensaciones vanas y de cínicas conclusiones, los fragmentos narrativos que como claros en el bosque me permitían ver la luna y abrevar en una atmósfera fresca por contraste, y amable por afinidad.
De nuevo el aluvión y los pasadizos, el trasmonte vertiginoso que cede el paso al que aprende a torcer sus ramas, y cobra con sus espinas y a chicotazos el peaje al que se atreve, al que se enfrenta sin pensarlo dos veces y reclama con descaro el cifrado de la autora.
Dicen que para entender a un loco hay que enloquecer. Para entender la pasión detrás de estos textos hay que leerlos de igual forma, con entrega, sin recato. Hay que vibrar con cada letra, temblar frente a lo desconocido, restablecer la empatía con Gabriela y dejarse llevar por su mano, atender a los susurros que nos llevan hasta el centro mismo del laberinto o a los portales luminosos de su concepción."
De Xitlally Rivero.-
..." En tus Vírgenes están todas las mujeres. Estamos todas. Como una sola familia. La hermana, la hija, la esposa, la amiga, la madre.
En tus Vírgenes está la prueba, por si necesitaba alguna, de que eso de los géneros no existe. No debiera.
Ellas no saben de etiquetas. Fluyen.
Lo mismo nos cuentan una historia que se detienen a recitar sus cantos.
Hay voces, muchas voces.
Quizá tu no lo sepas Gabriela (debes saberlo ya), pero no sólo es Fabiola la que habla.
Hay voces, muchas voces.
Cabellos revueltos que se vuelven hilos, y tú los entrelazas con ese oído fino que te caracteriza y nos regalas esto que tenemos entre las manos. (p12)
Hilos que se alargan en tonos azules, verdes y violáceos y de pronto un rojo que lo corta todo (p29)
Entramados que parecen terminar con dos palabras simples y abarcadoras (p30)
pero sigue el canto.
Sigue.
Epitafio, Rojo, Hice lo que pude.
Hacemos lo que podemos y he aquí que, al final, todos terminamos manchados de rímel y labial, y el peinado se nos descompone con la prisa..."
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