Publicado por: Gabriela Saenz
“Dad y se os dará…"
Lucas 6:38
Nadie puede dar lo que no posee, y no podríamos hablar de servicio si no hemos comprendido en primer término lo que este concepto encierra: la compasión.
Compasión es un concepto muy amplio que nos obliga a aminorar el paso y a analizar con el corazón y con la mente. Desde el corazón,cuyo manantial inagotable podemos cifrar en el poder de la vivencia de nuestra propia afectividad; desde la mente, para que al desmenuzar su esencia profunda, alcanzemos a medir sus logros reales y su desarrollo en nuestro proyecto de vida personal y comunitaria.
Lo que me resulta mas llamativo ha sido descubrir que casi todas las religiones hacen referencia a la compasión; ésta forma parte integral de sus preceptos al punto de erigirse pilar de cada expresión de religiosidad verdadera y de una permanencia respetable en la historia de nuestro mundo. Por ejemplo, el budismo la define como “el deseo de que los demás estén libres de sufrimiento” y busca a través de ella la “iluminación”, es “fuente que inspira a la acción virtuosa, que conduce al estado de Buda”.
Pero, ¿qué es la compasión?.... Para el cristiano encuentra su justificación más poderosa en Mateo 12, 7-8, cuando Jesús mismo nos interpela: “Lo que quiero es que sean compasivos, y no que ofrezcan sacrificios”
La compasión deberá ser entonces, centro de nuestra meditación, de nuestro buscar, deberá ser horizonte que ilumine nuestro camino hacia el amor, pues no se puede amar aquello que se desconoce, aquello que se tiene como ajeno, como distante; tampoco podemos amar desde la falta de empatía, (virtud intrínseca al concepto de compasión) ni sentir compasión por aquello que en cierto modo no haya empezado a amarse ya...
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